La visita del Papa, máximo representante de la Iglesia Católica en el mundo, para cualquier país constituye un importante acontecimiento, que trasciende a sus pobladores y pone en tensión un conjunto de dispositivos que intervienen en su atención. Bien los sabemos los cubanos, que nos aprestamos ahora a recibir la tercera visita pastoral del Sumo Pontífice a la Isla, en los últimos 20 años.