Artículo publicado el 11 de agosto por el diario La Tercera
El primer SOS. El telégrafo inalámbrico de Guillermo Marconi sería fundamental para acortar distancias, mejorar la comunicación y desarrollar la navegación.
Hasta que en 1915 se lograron transmitir mensajes de voz, los puntos y las rayas, los golpes largos o breves del código Morse, fueron los encargados de evitar naufragios.
La radiotelegrafía alcanzó su auge en los primeros años del siglo XX y en 1902 se celebró la primera reunión internacional para establecer reglamentos y estandarizar mensajes. Se acordó que la señal de socorro sería CQD, que significaba Come Quick Danger o vengan rápido peligro, un recado engorroso de traducir al Morse.
Cuatro años después, en Berlín, todos estuvieron de acuerdo en cambiar el llamado de auxilio por SOS, Save Our Souls (salven nuestras almas) o Save our Ship (salven nuestro barco), defienden otras versiones. Según algunos escritos, en cambio, la sigla se debe a la simpleza de su equivalencia en Morse: 3 puntos, 3 rayas y 3 puntos.
Dicen que el primero en hacer uso del nuevo pedido de auxilio fue el Titanic. Pero no. Los registros de la telegrafía adjudican el primer SOS al barco norteamericano Arapahoe. El 11 de agosto de 1909 sufrió severos daños en su hélice en un banco de arena en Cabo Hatteras, también conocido como “la tumba del Atlántico”.
El radio operador, T.D Haubner, envió la nueva sigla para pedir ayuda. La señal fue recibida en tierra y 36 horas después fue rescatado. Como si no fuera suficiente, algunos meses más tarde esta misma nave recibió un llamado de auxilio del barco a vapor Iroquois, convirtiéndose, además, en el primer barco de la historia en recibir la señal de ayuda, después de haber sido pionero en enviar un SOS, un día como hoy.